El valor de las cosas

Vivimos en un mundo en el que todo está mercantilizado, desde lo que vale un kilo de tomates hasta una relación sentimental. Es algo que me da mucha pena, y creo que las cosas tienen un valor que no se puede obviar por una serie de indicadores que no entendemos (la prima de riesgo, PIB, IPC o la tasa interna de retorno intertrimestral, o su puta madre). 

Los más perjudicados son las personas que se dedican a realizar cosas no tangibles, cosas invisibles. Esto lo digo por lo siguiente: El mundo de la cultura va a pique. 

Nuestro país nunca no ha sido "puntero" en cultura, solo se ha invertido en importar cosas que se "venden", independientemente de la calidad de ellas. Nos han hecho escuchar a las divas-mujeres-objeto americanas en todas nuestras radios, han hecho que todos conozcamos Crepúsculo, Spiderman y demás películas fantásticas donde al final los protagonistas (que casualmente están buenos) acaban felices y contentos en sus mansiones.

Esto no es una crítica hacia este tipo de cultura, es una crítica hacia la UNICA cultura que nos han hecho absorber. Un/una adolescente se conoce el nombre de todos los protagonistas de Crepúsculo pero no sabe enumerar a 3 escritores de su país. Se conoce todas las canciones de Bisbal pero no se sabe la letra de una canción de los Beatles, o de cualquier grupo mítico de su país.

Voy a poner el ejemplo de la música VS mercantilización. Hasta que llegó Internet a nuestras vidas (o mejor dicho, a nuestras casas) todos escuchábamos lo que sonaba por la radio, sin saber que había más allá de eso. Sin embargo un día los señores de Telefónica (también conocida por Timofónica) nos conectaron un cable a nuestra casa y nos permitieron estar conectados con el resto del mundo. Después descubrimos que unos frikis informáticos habían desarrollado una serie de programas para poder compartir información, entre ella música, y que podemos acceder a ella con una serie de clicks. De repente dicen que eso es ilegal.

DEMASIADO TARDE

Resulta que descubrimos que hay grupos casi al lado de nuestras casas que tienen música de muchos estilos, sabores y colores, y que podemos escucharlos y entender que hay vida más allá de los 40 principales.

Habíamos descubierto que todo lo que sonaba en los 40 principales era porque había multinacionales que pagaban (y pagan!) a la cadena de radio para que su canción suene más que el resto. Que todo lo que habíamos escuchado hasta el momento es lo que las grandes multinacionales habían querido que sonara a golpe de talonario. Se había mercantilizado la música: suena lo que las grandes fortunas quieren que suene para que se siga escuchando lo mismo y sigan aumentando sus fortunas.

Entonces las compañías de discos dicen que la piratería es perjudicial contra la música y la cultura. Sí, tienen ustedes razón señoras productoras millonarias, la piratería es algo que perjudica el valor de la cultura  porque la gente que hace cultura está perdiendo el valor de sus creaciones artísticas.

Pero a parte de la piratería, el modelo cultural establecido por las productoras es más perjudicial aún. Recuerdo cuando los discos costaban 20€ y venía un CD con 12 canciones, las cuales no habías escuchado, pero te lo comprobas confiando en que te acabarían gustando, porque te habías gastado la paga de un mes en un puñetero disco. De esos 20 euros 16 se los quedaban las productoras, y los 4 restantes para el pobre muerto de hambre que era el que había realizado la creación.

¿Por qué las productoras (y el sistema cultural) no se adaptaron a las nuevas tecnologías? Muy  sencillo: porque querían seguir forrándose. Al final internet ha ganado contra ellas, pero hay alguien que siempre han perdido: los autores. Al principio porque las productoras les chupaban todo lo que podían (menos sus genitales, muy a su pesar), y luego porque la gente se indignó y descubrió que lo gratis mola y dejó de pensar en los artistas.

A mi no me importa pagar DIRECTAMENTE a un artista su creación, pero no quiero intermediarios. Las creaciones son personales, son cosas únicas, son cosas a las que no se les puede poner un precio desorbitado.

Hace no mucho Paco León dirigió una película y cambió el modelo: la estrenó simultáneamente en cine, DVD e Internet. Es más, podías verla on-line, y si querías podías pagar lo que costaba (creo que eran 3 euros) tras haberla visto. Por los que no lo sepan la película se llama "Carmina o Revienta". Aunque a mi la película no me gustó nada (lo siento Paco, pero me pareció bastante mala) la idea fue cojonuda. La peli costó 100.000 euros y han recaudado 600.000, íntegramente para los creadores de la película.

Tanto han querido mantener el modelo antiguo sin adaptarse a las nuevas tecnologías que lo único que han conseguido es que muchas productoras/discográficas hayan quebrado, en vez de que se hubieran mantenido "ganando un poco menos" (¿esto no os suena?).

Yo solo sé, que las cosas tienen un valor, (y no me refiero monetario) que si no se respeta entonces directamente que nos gobierne un robot y que nos pongan un código de barras, como un producto de supermercado.

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